domingo, 9 de junio de 2013

Sobre "Cómo leer la mente del consumidor"


Al leer el título del artículo pensé en lo valioso que sería encontrar fácilmente la respuesta a esta cuestión. De hecho me recordó a la película “Lo que ellas quieren” en que Mel Gibson puede saber exactamente lo que las mujeres están pensando y por lo tanto darles gusto y venderles lo que sea. Siendo este personaje un mercadólogo y diseñando campañas publicitarias tal don le vino muy bien para obtener un ascenso en su trabajo. Tiempo después, no sólo le encontró esos beneficios sino otros incluso más útiles como el generar una convivencia más sana, un interés genuino por las personas y relaciones a largo plazo más auténticas (Meyers, 2000).

En realidad creo que a todos nos gustaría “leerle la mente” a alguien pues siempre estamos utilizando mercadotecnia de alguna manera. Nos encantaría saber lo que está pensando nuestro jefe, nuestra pareja y averiguar cómo lo intentaron, según este artículo, los de Lean Cuisine, Nestlé, nos puede dar una mejor idea del porqué nos quiere o compra una persona, porqué nos dejó de comprar o nunca quiso comprar y cómo lograríamos que lo hiciera. Esta última pregunta me pareció muy interesante pues casi siempre nos enfocamos sólo a la primera: ¿por qué nos compran y cómo hacemos que nos siga comprando nuestro consumidor? Pero por qué alguna persona nunca se ha acercado a veces no lo contemplamos y puede ser que la solución sea sencilla (Sobczynski, 1984).

Considero que hay muchas necesidades sin satisfacer no sólo de personas que desean llevar una vida más saludable sino de personas que se encuentran enfermas pero nadie se ha preocupado por mejorar su calidad de vida. En el artículo mencionan personas excedidas de peso; yo sin embargo, pensé en personas que padecen cáncer. Mi mamá es un ejemplo y estando a su lado en este proceso creo que hacen falta muchos prestadores de servicios y productos enfocados a su mercado. La alimentación es un área de oportunidad para estas personas como incluso para gente arriba de los 60 años y no hay suficiente oferta que satisfaga sus necesidades. Justo ayer su médico (oncólogo) nos comentaba sobre una guía de alimentación que quiere publicar y creo que con un enfoque adecuado podría ofrecerse un buen producto con un excelente servicio a la par.

En parte la lectura nos da varias respuestas. Hay que saber lo que el consumidor quiere y necesita. ¿Cómo? Existen varios caminos. Hay que observarlo, conocerlo, preguntarle, confirmar con él (o ella), probar, volver a confirmar, innovar e incluso volver a preguntarle. Se trata de un camino continuo, de una mejora continua vinculada a un interés genuino por hacerles la vida más fácil. Ésta última es mi segunda reflexión. Cuando hablan de la introducción de un nuevo producto que no sea demasiado distinto o desconocido creo que de lo que hablan es de no “darle más trabajo” al consumidor sino de introducir pequeñas variaciones, suavemente, que no impliquen un gran cambio pues de lo contrario enfrentaríamos grandes resistencias.  Se trata de facilitarles la vida (Sobczynski, 1984).

A manera de conclusión sólo me resta decir que para leer la mente del consumidor hay que conocerlo. El conocer tanto las variables endógenas como exógenas de nuestros consumidores, tomará mucho tiempo y esfuerzo pero a la larga esto es una inversión. Finalmente, creo que se trata de crear relaciones y vínculos a largo plazo.


Bibliografía



Meyers, N. (Dirección). (2000). Lo que ellas quieren. [Película].

Sobczynski, A. (1984). Cómo leer la mente del consumidor. Advertising Age.

 


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