sábado, 15 de junio de 2013

"Los hombres compran, las mujeres van de compras" (reflexión)



“En lo que se refiere a compras, las mujeres son de Venus y los hombres son de Marte” dice el autor y coincido plenamente con él aunque, para desgracia de los estudiosos del consumidor no creo que sea tan sencilla la diferenciación (Los hombres compran, las mujeres van de compras, 2007). A pesar de esto, sí me parece que varios de los puntos encontrados son muy aplicables. Por ejemplo, estoy de acuerdo perfectamente con el enunciado de que los hombres suelen ser celosos de su tiempo y muy estructurados, tienen un objetivo, van por él y  pasan a otra tarea. Mi marido, por ejemplo, fija fechas específicas para “ajuararse” (según su propia terminología) y tiene pensado cuántos pantalones, camisas, corbatas y anexas necesita comprar. Si hay o no ofertas, si lo que ve le encanta o le medio gusta, realmente no le es tan relevante pues su modo de pensar es sumamente utilitario. A diferencia de él, yo busco, experimento, me paseo por los centros comerciales, incluso el súper. De hecho, creo que aunque no lo mencionan mucho en el artículo, las mujeres estamos más abiertas a experimentar un producto nuevo o de una marca nueva para ver si nos satisface más…

Por otro lado, a diferencia de lo que pinta el citado escrito, para mí el espacio, estacionamiento y rapidez sí son temas importantes (aunque luego pierda media hora más chismeando lo nuevo de la tienda) (Los hombres compran, las mujeres van de compras, 2007). No obstante, reconozco que a la mayoría de mis amigas mujeres no les preocupa tanto, por ejemplo hallar estacionamiento en determinado café.

Lo más importante que se resalta y no debe olvidarse es la calidad en el servicio por parte de las personas en mostrador, dependientes, etc. Esto no cambia pues para ambos sexos es importante cierta atención y calidez (Los hombres compran, las mujeres van de compras, 2007). Yo en realidad lo traduciría en darle la importancia a la persona que se tiene al frente. Si se le ve ansioso o con prisa, se busca solucionarle rápido el problema. Si en cambio tenemos a una persona abierta a nuevas opciones o indecisa, es importante brindarle información. Este tipo de detalles es importante detectarlos, pero claro, para hacerlo hace falta un interés genuino por el consumidor.

Por último, algo interesante que agregar a estos estudios son las estadísticas que se realizan en torno al mercado femenino. Nielsen, por ejemplo, ha encontrado muchos datos interesantes respecto al cambio en el poder adquisitivo de las mujeres y cómo dispondrán en un futuro éstas de sus ingresos extra (Aguilar, 2011). Las estrategias para captar  a estas consumidoras por lo tanto deberán estar a la vanguardia y deberán generar un vínculo que trascienda y les conecte emocionalmente para que sean fieles a determinados productos, marcas, servicios. Por lo tanto, no sólo habrá que saber diferenciar a los consumidores del sexo masculino del femenino sino que deberemos reconocer todo respecto a su estilo de vida, preferencias, grupos sociales, tecnologías utilizadas, estado de humor, mitos, sueños, temores para mejorar su experiencia con los productos y servicios que les brindamos.


Bibliografía



Los hombres compran, las mujeres van de compras. (12 de diciembre de 2007). Recuperado el 10 de junio de 2013, de Universia Knowledge Wharton: http://www.wharton.universia.net/index.cfm?fa=viewArticle&ID=1446
Aguilar, V. (18 de julio de 2011). Nielsen: mujeres tienen más poder económico pero también están más estresadas. Recuperado el 10 de junio de 2013, de Nielsen: http://www.nielsen.com/mexico/es/news-insights/press-room/2011/nielsen-mujeres-tienen-mas-poder-economico.HTML


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