lunes, 29 de octubre de 2012

PROYECTO ORGANIZACIÓN (UNIVERSIDAD) - PATY Y LIZ

Hola a todos,

Aquí les publicamos las imágenes que explican nuestro proyecto en la organización que investigamos Paty Gutiérrez y yo, que es una universidad.

Esperamos sea de su agrado :)

P.D. Si ven las imágenes pequeñitas, les pueden dar click para agrandarlas o descargarlas y verlas desde su equipo.








miércoles, 24 de octubre de 2012

El liderazgo como creador de una cultura de balance entre la vida profesional y la familiar


En mi anterior publicación abordé de cierta manera el tema pero me gustaría profundizar un poquito en la influencia que tendría el liderazgo en una cultura que fomente o impida (dependiendo del caso) el que las personas mantengan un adecuado equilibrio entre su vida personal/ familiar y su vida profesional / laboral.

 

Por supuesto que, como lo mencioné previamente, todo tiene una estrecha relación entre nuestros supuestos de la naturaleza humana, el clima de confianza o miedo que exista en las organizaciones, etc. Sin embargo, ¿qué tendría que hacer un líder para crear una cultura que beneficie un equilibrio sano de estos dos aspectos? ¿qué tendría que hacer para transformar una cultura de excesos de trabajo a una que respete las otras necesidades de los colaboradores?

 

Las primeras respuestas que se me ocurren serían las siguientes:

1.     Crear un clima de confianza con el fin de que el trabajador se sienta libre de manifestar sus necesidades ante la dirección, de replantear objetivos, de salir de la organización si es necesario.

2.     Considerar qué artefactos nos ayudan a mantener un equilibrio y cuáles no. Aquí  menciono una breve anécdota. Tengo un alumno alemán el cual, para mi sorpresa, está a favor del famoso aparatito para checar tarjeta. Por supuesto que sus razones son distintas a las que me hacen a mí detestarlo. En una conversación él me dijo que se deberían implementar en organizaciones en las que no los utilizan para que las personas se den cuenta de su rendimiento y alcance de objetivos, así como para que se les retribuya de manera justa las horas adicionales que están trabajando. La manera en que lo veía yo, era como un controlador de que la gente no llegara después ni se fuera antes del trabajo (seguramente influida por mi anterior experiencia, de la cual les platiqué en la publicación anterior). No sólo es una cuestión de perspectiva sino de utilizar las herramientas a su máximo beneficio, para todas las partes involucradas.

3.     Considerar qué valores sustentamos y si realmente comulgamos con ellos. Esto deberá ir alineado a nuestras políticas, reglamentos, sanciones, etc. Ejemplos claros serían ¿debo pedir permiso o sólo avisar para ausentarme de mi lugar de trabajo por un tiempo? (por ejemplo, para ir al médico). ¿Qué tan realista o posible sería tomar descansos de manera más flexible y siempre y cuando se alcancen los objetivos organizacionales? ¿Qué tan extraordinarias son las horas extras? ¿se retribuyen de manera justa? ¿se lleva un control de las mismas? ¿bastará con que se retribuyan cada vez que ocurren?
 
 

El liderazgo en la cultura organizacional: postura, reflexiones y conexiones personales



Justamente entre la semana pasada y ésta un alumno me preguntaba “Liz, ¿es cierto que como líder es mejor ser temido que amado?”. Platicando con él, me comentaba que algún familiar le había transmitido esta famosa cita como ejemplo para dirigir una organización. A lo largo de mi experiencia, he visto que muchas personas comulgan con esta idea, la de “curarse en salud” y prevenir  pues consideran que las personas motivadas por este temor suelen fallar menos.

 

Considero que este tema, va muy de la mano con los supuestos sobre la naturaleza humana también, si confiamos o no en las personas de entrada o creemos que debemos esperar lo peor de ellas. Lamentablemente, creo que este prejuicio todavía persiste en nuestra sociedad. “Si es duro, es que es bueno”. “Si el jefe no es tan accesible es porque así debe ser”. Como podrán notar no comulgo con esa idea, pues considero que a largo plazo no es sano pasar la mayor parte de nuestro tiempo atemorizados o atemorizando. Creo firmemente que el miedo en las organizaciones mina el alcance de objetivos porque mina la confianza de los colaboradores.

 

Personalmente me tocó vivir una experiencia profesional hace ya algunos años, en que en el lugar donde trabajaba todos debían estar antes de que llegara el jefe y nadie salía si el mismo no se había ido. El primer día que trabajé en este lugar, recuerdo haber terminado todo mi trabajo mucho antes de la hora de la salida, por lo cual verifiqué pendientes para el día siguiente, cosas que pudiera adelantar, etc. Noté que todos a mi alrededor me veían con cierto aire de comicidad. Llegó la hora de la salida y justo cuando me preparaba para salir una compañera me dijo: “¿Ya te vas, segura?” A lo que respondí afirmativamente, jactándome de cómo había terminado todo e incluso adelantado trabajo. Su respuesta fue muy desconcertante. Me aconsejó: “si yo fuera tú, y sobre todo en mi primer día de trabajo, me esperaría a que todos los demás se fueran”.

 

Obviamente su consejo fue bien intencionado, pues me estaba introduciendo a la cultura que ya se había creado en esa organización. Por esta razón, decidí quedarme alrededor de una hora más, en la cual vi que el resto de empleados permanecieron prácticamente perdiendo el tiempo o tomando café, o haciendo el trabajo que no habían realizado llegando. Al paso de esta hora, el jefe salió y pasó por todos los lugares despidiéndose y en cierta forma, revisando quiénes estaban y quiénes ya se habían ido.
 

 

Al día siguiente, la misma compañera me alertó: “Fíjate en lo que le dice a perenganito que se fue ayer temprano”. Cabe resaltar que perenganito no se había ido antes de la hora de la salida, sino justo a la hora de la salida y lo que ocurrió fue que le regresó todo el trabajo y le pidió que lo repitiera pues había cambiado de opinión y ahora deseaba “darle un giro” a ese proyecto. Fui testigo de esta dinámica en muchas ocasiones pues aparte de que “todo se sabe”, el jefe no tenía el menor empacho en hacerlo público, todo lo contrario, era una especie de castigo ejemplar.

 

Posteriormente me di cuenta de otros detalles. Por ejemplo, si él se encontraba fuera de su oficina, nadie se movía de su lugar, casi que ni al baño. Si lo encontraban en un lugar fuera de la oficina sólo se saludaba asintiendo con la cabeza, ni hablar de acercarse o saludarle de mano pues la respuesta no era precisamente grata. Por supuesto que cuando él no se encontraba aplicaba el dicho “cuando el gato no está los ratones hacen fiesta” y todo el ambiente se relajaba. Al estar esperando siempre una hora más para salir, los empleados procuraban llevársela leve, no apurarse demasiado pues como quiera tendrían que permanecer tiempo adicional, que por cierto, no se pagaba como horas extras a pesar de que se “checaba tarjeta”.

 

Lo irónico es que yo nunca escuché un comentario que cuestionara fuertemente esta cultura. Parecía que de tanto tiempo de vivir de esa manera, las personas se habían acostumbrado y creían que era lo adecuado. Incluso si ellos mismos se relajaban al no estar este “líder” en la organización. A ese grado, la influencia del líder había permeado en el resto de los colaboradores…

 

Qué importante y rico es este capítulo de Schein, y cómo me hizo reflexionar sobre lo que un líder puede transmitir a su gente. Si es alguien temeroso, será inseguridad la que vivirán sus empleados, si es alguien optimista, será seguridad la que les transmita, si tiene un trato justo y transparente, lo mismo se vivirá en su organización, etc. Se me vienen a la mente gran variedad de ejemplos en los cuales no abundaré, pero hasta como madre de familia, me quedé pensando ¿qué cultura estoy fomentando, creando o transformando de la organización llamada familia?

 
 

lunes, 22 de octubre de 2012

domingo, 21 de octubre de 2012

Mapa mental (primer intento)



Les publico mi primera idea de mapa mental porque lo quería hacer en prezzi pero no he logrado hacerme amiga del programa… Prometo seguir complementándolo J


viernes, 19 de octubre de 2012

Descifrando otras culturas


 
Postura, reflexiones y conexiones personales

 

En su capítulo 11 Schein aborda el tema de por qué y cómo se deberían descifrar las culturas. Por supuesto este aspecto sería importante para las personas que están a punto de elegir en dónde trabajar. Asimismo, resulta útil para la organización el que la “descubran” o “descubrir” ciertas inconsistencias que podría tener, a manera de retroalimentación. En este sentido me gustaría enfocarme a la primera utilidad.

Dos de las clases que doy, forman parte de una modalidad denominada experiencia profesional. En esta modalidad, los estudiantes toman tres talleres, posteriormente se van a realizar prácticas en alguna organización durante la cual envían reportes de su desempeño, y luego regresan a cerrar con otro taller. Particularmente doy los dos últimos talleres (el de antes de irse a prácticas y el que toman al regresar). En este sentido ha sido muy interesante el comparar la impresión que puede generar la marca de una organización, su imagen externa en los chicos que aún no trabajan ahí pero desearían hacerlo y la experiencia que han tenido una vez que regresan, una vez que ya han vivido dicha cultura.

Obviamente, en la mayoría de los casos la primera impresión se ve modificada o moldeada por la experiencia real de trabajo, en algunos casos mejora y en otros casos se pierde la “idealización” que tenían de la empresa.

Lo cierto es que a partir de esto que he leído y con lo aprendido hasta el momento, cuento con más herramientas para aconsejarles sobre la manera en que deberán aproximarse a la organización, cómo deberán conocerla, apreciarla y posteriormente trabajar de manera más armoniosa con ella.




 
Aproximaciones al estilo de vida dentro de una organización
 
 

 

Sobre el caso de estudio, creo que lo que más he reflexionado es que es muy fácil juzgar desde fuera la actividad o falta de ésta de una organización. Resulta muy cómodo decir “en esa empresa nunca trabajan, son unos flojos” o “en esa empresa los explotan”.  Hay incluso organizaciones famosas por ser “negreras” y sólo por haber escuchado esto, las personas forman un juicio y respuesta en contra de las mismas. Sin embargo, lo adecuado sería documentarse más antes de formar una opinión y todavía más, antes de emitirlo.

Ayer, cuando justamente falté a clase, me encontraba en un conocido hospital pues tenía una consulta para la cual estaba en lista de espera desde hace unos tres meses. Al subir por el elevador me encontré a un médico que me había atendido en alguna ocasión. Platicando me pregunto ¿y cómo has estado? Le respondí que bien, pero que quería revisar algunas molestias que había tenido en meses pasados para estar más tranquila. Lo que me sorprendió fue que me respondió “ustedes los que trabajan en tal organización se la viven estresados… ya van varios casos que atiendo de personas en condiciones similares”. 

Honestamente me quedé con el ojo cuadrado y no supe qué responderle… No sé con cuánta información cuente y con cuántos pacientes “en las mismas circunstancias” pero sí me sorprendió que lo afirmara con tanta seguridad. Definitivamente si ha visto un patrón de conducta o padecimientos ello nos debe alertar, pero ¿será esto suficiente para emitir un juicio?

jueves, 11 de octubre de 2012

Las encuestas y el equilibrio vida profesional – vida personal


El capítulo 10 despertó en mí una cierta frustración pues pude detectar un problema muy común en las organizaciones que establecen indicadores y encuestas para medirlos (sobre todo los relativos a cuestiones culturales y de clima organizacional). De estos problemas identifiqué los siguientes:

1.     No saber qué preguntar. Al ser un tema relativamente ambiguo y que cobra distintos matices, las preguntas son difíciles de formular. He visto desde “¿se encuentra usted sano?” y “considera que tiene un equilibrio adecuado?” hasta unas que podrían ser mejores como “¿tiene usted la suficiente flexibilidad en su trabajo para atender cuestiones familiares de ser necesario e incluso en el horario laboral?” Por supuesto, dependiendo de lo que preguntemos, será la respuesta que obtengamos.

2.     Honestidad al responder. Desgraciadamente, debido a otros supuestos que espero comentar en posteriores publicaciones, es muy difícil que en el entendido de que el “jefe” sepa lo que cada quien responde, todos se animen a responderlo de manera directa y sin “pelos en la lengua”.

3.     Interpretación de las preguntas. Muy relacionado al primer punto pero es muy cierto que lo que para uno es un adecuado equilibrio de ambas esferas puede ser distinto para el otro. Por esta razón un adicto al trabajo tendrá una postura muy distinta que una persona que va saliendo de la universidad, que una madre trabajadora. No obstante, creo que se pueden encontrar palabras clave para averiguar qué tanta conciliación promueve la organización de estas dos esferas.

4.     Lo que decía Einstein… En ocasiones lo importante no lo podemos medir y lo que medimos no es relevante, pero si no medimos, no sabemos. Por eso, en la medida en que la encuesta esté bien diseñada tendremos, por lo menos, áreas de oportunidad identificadas para ayudar a los trabajadores a guardar un adecuado balance trabajo-familia.

5.     Muestreo. Definitivo, debemos preguntarles a un grupo significativo y diverso, en género, edad, profesión, etc. para que los resultados sean fidedignos. De nada sirve preguntarle sólo a los que sabemos que nos van a responder como queremos.

6.     Los resultados revelan sólo partes de la organización y no el todo. Definitivamente habrá áreas que por su naturaleza serán más absorventes que otras, por eso el analizarlas todas servirá para comparar y compartir soluciones o buenas prácticas.

7.     Impacto o medidas con base en los resultados. Lo peor que podría ocurrir es que no ocurriera nada, es decir, que a pesar de encontrar que la organización no promueve una conciliación de los aspectos laborales y personales, no se tomaran medidas para resolverlo.
 
 
Tomando en cuenta los anteriores puntos, sólo me restaría terminar con un dicho popular que reza "no preguntes lo que no quieres saber" y agregaría... y si preguntas "atente a las consecuencias y haz algo al respecto".
 

lunes, 8 de octubre de 2012

Postura, reflexiones y conexiones personales sobre los supuestos de la naturaleza humana


Este fin de semana celebré muchas cosas, una de ellas mi sexto aniversario de matrimonio. Independientemente de la celebración, que por supuesto es importante, creo que se prestó a un momento de reflexión. Si vemos a la familia como una organización, el casarse implica realizar una inversión de por vida con un soci@ al cual le estamos apostando. Por supuesto, el contrato se puede rescindir, modificar, anexar, pero de eso no voy a hablar hoy pues entraña muchas cuestiones que por mi falta de experiencia sería inadecuado que planteara una postura u opinión. De esta manera, lo que comentaré a continuación es lo que reflexioné respecto de mi caso en particular por lo vivido, lo que pude comentar con algunos colegas y lo que he podido leer en Schein y otros autores.

Me parece que al “emprender” una familia es muy importante vivir en un clima de confianza, tendiente a la teoría Y de la que habla McGregor. Esto, sin lugar a dudas, es complicadísimo pues estamos poniendo nuestras vidas, nuestros sentimientos e incluso a nuestros seres más queridos en manos de alguien más. No obstante, si no le concedemos a ese “otro” nuestro voto de confianza, si pensamos que tenemos que estarlo arreando para que haga las cosas, que nos va a “poner el cuerno” en la primera oportunidad que se le presente o que la va a “regar” con nuestros hijos… ¿cómo sacar a flote esta gran empresa? (posiblemente la más importante de nuestra existencia).
 
 
 

Platicando con mi jefe (él ya lleva más años de casado) coincidimos en una cosa: la decisión de casarse se realiza todos los días (o por lo menos se reafirma). Leyendo un libro de Hellen Fischer sobre la naturaleza del amor y las relaciones (reconozco que todavía no lo acabo, en esas ando…) ella analiza la naturaleza del ser humano y las posibilidades de que éste sea fiel a su pareja. Definitivamente hay muchas teorías al respecto, sobre si por naturaleza somos monógamos o no, pero creo que independientemente de esto, la decisión la tomamos cada día, cada momento u oportunidad que se nos presenta. De igual manera se ha discutido cuál es la mejor manera de educar a los hijos, darles gusto, regañarles, dejarlos que se den en la torre y que aprendan, etc. Me imagino que cuando alguien encuentre la solución óptima a ése le darán el Premio Nobel de la Paz (por lo menos). Lo importante en este sentido es confiar en que la otra persona, con el escenario que se le presenta, las razones que lo motiven y la información disponible, tomará la decisión que haga prevalecer un mayor bien sobre un menor bien (o un menor mal sobre un mayor mal). Ojo: no siempre esta decisión será la que más nos guste y se vale cometer errores ¿o no? Esta confianza deberá permitirnos aprender de los errores y lo ideal es que sea mutua y transmitida a los hijos (mi niño todavía no se va al antro, vamos a ver cómo me va con esa… pero prometo intentarlo).

domingo, 7 de octubre de 2012

Pensamiento

Paseando por el ciber-espacio me encontré esta imagen, me encantó lo que viene descrito en ella, espero lo disfruten :)

jueves, 4 de octubre de 2012

La realidad, el tiempo y el espacio en el tema del equilibrio vida profesional – vida personal


 

 

Considero estos dos capítulos fundamentales para entender el tema de equilibrio vida profesional – vida personal. Lo voy a poner resumido pues sé que estoy publicando ya demasiado cerca de la hora de la clase…

 

Concepto de realidad.- Debemos entender la realidad de la otra persona. ¿Cómo es su vida? ¿Qué exigencias tiene como persona, familiar, trabajador? Por ejemplo: la cuestión de las faltas al trabajo. Objetivamente, si una persona falta demasiado o se ausenta en algún momento crítico, podría ser despedida. Sin embargo, si entendemos que existen otras “verdades” a ser analizadas. Existió un caso que viví cuando trabajé en gobierno en el que a una persona la iban a despedir por faltar casi todo un mes de trabajo y no demostrar un rendimiento adecuado. No obstante, justo antes de tomar la decisión, se supo que en un periodo muy corto de tiempo acababan de fallecer tanto su padre como un hermano de cáncer y ella se encontraba sumergida en una depresión muy grave. Definitivamente no se encontraba en aptitud para realizar su trabajo, pero esto tenía una razón de ser y despedirla no era una solución óptima para resolver este asunto. Creo que debemos apoyar un adecuado equilibrio y habrá ocasiones en que el trabajo tomará un lugar secundario frente a las necesidades personales y familiares. Esto debería ser entendido por las organizaciones.

 

Concepto de tiempo.- Mi experiencia esta semana ha sido el descubrir que desgraciadamente se exige cada vez más “policronicidad” que nos impide generar armonía entre el lado profesional y el lado personal de nuestra vida. Es una gran mentira el que podamos hacer tantas cosas a la vez. Veo en mis alumnos esta necesidad de estar “híper-conectados” todo el tiempo e intentar atender a la clase al mismo tiempo que mandan un mensaje de texto a algún amigo y revisan el facebook por si “sale” algo interesante. No me declaro inocente en este rubro, yo también intento estar al pendiente de casa mientras trabajo y por supuesto tengo cuenta de facebook e intento mantener contacto con mis amigos, etc. Pero no hay que engañarse, a cada cosa hay que darle su lugar, a cada persona hay que darle un espacio y prestarle atención. Tenemos un límite de capacidades y recursos y debemos asignarlos sin pensar en “hacer trampa”. Tarde o temprano, o la familia, o el trabajo o nuestra salud nos llamarán la atención por no haber mantenido un adecuado equilibrio.

 

Concepto de espacio.- Como ya mencioné, soy partidaria de la cercanía. En este tema también considero que es de ayuda el ser cercanos de nuestros colaboradores, de conocer sus necesidades para como “clientes internos” ayudarles a mantener un adecuado equilibrio. Retomo el caso que les comentaba anteriormente sobre la chica que estaban a punto de despedir. Ella sufrió ambas pérdidas y no lo comentó con nadie, esto casi le cuesta el empleo. No digo que andemos por la vida hablando de nuestros asuntos privados; sin embargo, creo que mientras más se generen espacios de convivencia y colaboración, éstos ayudarán a proteger el equilibrio de la vida personal y profesional de las personas que intervengan en ellos. En este caso, el que tuviera una persona que supiera por lo que estaba pasando ayudó a que interviniera en su favor y se le apoyara como correspondía.
 
 

Postura ante las dimensiones culturales sobre la realidad, el tiempo y el espacio. Preguntas y conexiones personales.



 

Debo decir que si los anteriores capítulos me habían gustado estos dos últimos se me hicieron muy vastos, no tanto por extensión sino por el contenido, por lo que implican. De hecho, es la ocasión que más trabajo me ha costado concretar lo que voy a escribir. Intentaré ser breve pero no lo prometo…

 

Sobre el concepto de realidad. Me parece que la clave es la empatía, desgraciadamente mucho se interpone para “ponernos en los zapatos” de los demás. Definitivamente, en el día a día todos vivimos realidades distintas, incluso dentro de círculos muy cercanos como lo es la familia.
 
Les cuento una experiencia esta semana. Resulta que, como saben, soy profesora y nos encontramos en periodo de exámenes esta semana. Por esta razón me he encontrado muy atareada, con mucho trabajo, estrés, etc. Mi marido, que está en el mismo rollo que yo, también. Pues bien, a pesar de estar involucrados en la misma rutina, nuestras realidades son distintas. ¿Por qué lo digo? Porque nuestros supuestos también son distintos en algunas ocasiones. Justamente nos pasó hace unos días que a la hora de la cena le pregunté que qué quería que le preparara y él me respondió “nada”. Para mí, en ese momento, el que me lo dijera fue casi un insulto pues cuando le pregunté la razón me respondió “porque yo mismo me la puedo preparar”. Por supuesto que esa respuesta no ayudó en nada porque lo tomé como “no me gusta lo que preparas, lo puedo hacer mejor yo”. Él en realidad estaba intentando ayudarme pues me veía muy atareada y no quería cargarme la mano. Sólo comunicándonos se resolvió el malentendido, en el cual le hice saber que para mí era importante tomarme el tiempo de procurar a mi familia y él me hizo saber que él intentaba hacer exactamente lo mismo.
 
 

Caso contrario, y esto va relacionado con el concepto del tiempo también. Mi mamá se retiró del trabajo hace varios años por lo cual su ritmo de vida no es tan acelerado como el mío. En esta misma semana, cuando me encontraba dando clase, me llama por teléfono. A pesar de que no me gusta salirme a responder el teléfono, cuando se trata de ella (se encuentra enferma), mi marido (quien conoce mi horario) o veo el teléfono del colegio del niño siempre respondo porque asumo que se trata de algo importante o urgente. Al preguntarle a mi madre lo que necesitaba y si había alguna urgencia ella me responde que sí, que le hacía falta queso y que cuando fuera a Costco se lo comprara por favor porque ya no tenía. ¡Aquí me cayó el veinte de que definitivamente no tenemos el mismo concepto del tiempo ni su realidad es igual a la mía! Les coloco una imagen que subió uno de mis alumnos a facebook y me pareció muy adecuada al tema.

 

 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
Me costó mucho trabajo entender los conceptos de monocrónicos y policrónicos (¿se traduce así?). Como lo interpreto es: en la monocronicidad se realizan las tareas una por una y en la policronicidad se pueden realizar de manera simultánea, como el “multi-tasking”. De estar correcta en mi suposición creo encontrarme inmersa en un trabajo que demanda mucho la policronicidad siendo yo más del gusto de la monocronicidad. Considero que aunque alguien considere que puede hacer muchas tareas a la vez éstas no se realizan con la misma dedicación que si se hicieran prestándoles el 100% de nuestra atención.

En cuanto a la asignación del tiempo por tareas, le voy más a la teoría del “tiempo de desarrollo” o “developing time”, es decir a tomarme el tiempo necesario hasta que creo que esté correcto. Me parece que no se trata sólo de cumplir sino de hacerlo como se debe y no por cumplir con una fecha quiere decir que se alcanza el objetivo. Por ejemplo: hoy en día se ofrecen carreras más cortas para que los jóvenes se incorporen rápidamente al ámbito laboral. De hecho en alguna clase discutíamos qué tan bueno era eso pues de cualquier manera hay cosas que aprendes fuera de la universidad. No obstante, considero que, (como lo comentábamos con el anterior capítulo), una de las funciones intrínsecas de la universidad o los colegios es el de ayudar en el proceso de maduración. Esto implica que una persona debe de pasar por algunas fases antes de tener la madurez necesaria para trabajar y aunque lo apresuremos, ciertos procesos toman su tiempo. Incluso considero que podría ser contraproducente el que a una persona no le demos “chance” de que pase por su crisis profesional o existencial porque ya no le dio tiempo, porque cuando se dio cuenta ya estaba trabajando…

Me parece aquí que se está perdiendo el foco a lo que realmente es importante. ¿Por qué queremos las cosas rápido? ¿Nos hace más felices realmente?

 

Respecto a la cuestión de espacio me parece que soy una persona tendiente a la cercanía, a la proxemia. En general me gusta y considero que soy abierta tanto en lenguaje verbal como no verbal. Esto es porque creo que mientras más nos demos a conocer y conozcamos a los demás mejor los entenderemos. No obstante, he llegado a chocar mucho con las personas que no lo son, lo cual, irónicamente indica que no las estoy entendiendo al querer que se abran tanto. Me siento incómoda con personas distantes, me provoca ansiedad e incluso desconfianza en algunos casos. Aquí mi pregunta es ¿qué puedo hacer para entenderlas y colaborar con ellas si no tengo suficiente información?