domingo, 8 de junio de 2014

Aprendizajes del Encuentro Internacional: Innovación y Emprendimiento a la Luz del Contexto Latinoamericano

(Semblanza presentada el día 2 de junio de 2014 en el Tecnológico de Monterrey campus Puebla)

En una economía global con múltiples competidores y  cuyos consumidores son cada vez más demandantes y tienen acceso a los mejores productos a tan solo un click, se ha llegado a la conclusión de que el progreso de un país tiene una relación directa con el emprendimiento de su población. El objetivo de este encuentro ha sido el de compartir todas las buenas prácticas y reflexiones en torno a los esfuerzos que se están realizando en las universidades latinoamericanas para desarrollar la capacidad innovadora y de emprendimiento en sus países.
Después de varios y valiosos ejemplos presentados en este foro, llega el momento de concluir no sin antes resaltar algunos de los puntos sobresalientes en la discusión y trabajo generado como son los que presento a continuación:
El enfoque en emprendimiento es un tema relativamente nuevo en Latinoamérica. Los esfuerzos de fomento al mismo, aunque en algunas instituciones educativas podrían llevar más, en la mayoría datan de cinco a diez años, sobre todo de manera formalizada.  Incluso el término de “emprender” o “emprendedor” ha sido desarrollándose de manera paulatina hacia uno más integral o de ecosistemas, como se platicó en la conferencia magistral.
Los inicios de este esfuerzo por el emprendimiento comenzaron con el fomento a los planes de negocio para formalizarse en incubaciones y posteriormente hablar de una formación emprendedora con transversalidad a lo largo de carreras profesionales e incluso un seguimiento post-incubación o post-graduación.
Las universidades, siendo uno de los actores sociales que tienen mayor impacto en el desarrollo de competencias de profesionistas, en una de las etapas en donde se encuentran más sensibles y vulnerables a las necesidades sociales, pueden y deben vincularse con entidades gubernamentales y empresas del sector privado para crear programas interdisciplinarios y transversales que contribuyan al desarrollo de competencias de emprendimiento que, a su vez, impacten de manera favorable en el entorno económico y social en que se ven involucradas.
Cada vez más sofisticado este proceso, demanda profesionistas, emprendedores y mentores competentes. Por esta razón, se ha enfatizado la formación en competencias de emprendimiento no sólo en las carreras administrativas, sino a lo largo de todo el currículo ofrecido por las universidades. La capacitación de los coaches, mentores, consultores y guías de emprendimiento, de igual manera ha tendido a actualizarse dejando la perspectiva meramente empírica y complementándose con la investigación que se ha hecho al respecto.
Los alumnos asimismo, se forman en un ambiente en el que el impulso a ideas nuevas se encuentra en los pasillos, en la cafetería, en los jardines, en su materia de administración pero también en la de tecnologías de la información. Pueden participar en concursos, start-up weekends, retos de emprendimiento, que antes nunca habían imaginado y en los que, en poco tiempo desarrollan, clarifican y aterrizan ideas creativas e innovadoras. Incluso, se asocian con otros alumnos y profesores para poner en marcha proyectos que hoy en día, generan ingresos, sostienen familias. 
Los esfuerzos, por supuesto no se han quedado únicamente en el aula y la investigación sino que, adquiriendo un rol más activo, las instituciones educativas trabajan también por medio de extensión brindando consultoría mediante los procesos de pre-incubación, incubación de empresas de mediana y alta tecnología, así como intervienen en procesos de mayor desarrollo como la aceleración de empresas y monitoreo de las mismas.
Para que los esfuerzos antes mencionados sigan surtiendo efectos habrá de considerar la importancia de la vinculación con entidades gubernamentales y empresa. Esto ya se empieza a fomentar y necesita promoverse aún más, ya sea a través de la participación o construcción de programas de apoyo a la economía, a través de las distintas cámaras de comercio y otros órganos colegiados, prácticas profesionales, proyectos de vinculación académica-empresarial, infraestructura, capacitación, parques tecnológicos, entre otros. Aquí, la participación de la alta dirección será pieza clave para el éxito y duración de estos vínculos.
Asimismo, se deberán cuidar los principios de  efectividad para que todos los esfuerzos realizados se consoliden en proyectos exitosos, de eficiencia, maximizando los recursos limitados con los que contamos, de relevancia económica, política y social, así como los de utilidad para el público en general  y sostenibilidad global. Para que esto se lleve a cabo, necesitamos medir. Si no medimos, no sabemos, por lo cual, es imperativo diseñar mecanismos de monitoreo y seguimiento a través de indicadores ajustados a objetivos que cumplan con la ya conocida metodología Smart (específicos, mensurables, alcanzables, relevantes y controlables). Éstos pueden ser desde el número de estudiantes participantes en programas de emprendimiento hasta la supervivencia de empresas post-incubación (graduadas) a cinco, diez o más años. La segmentación de públicos y la sistematización de todo el proceso también será de gran importancia para una mayor precisión.
Hoy concluimos que la materia prima la tenemos: un mercado en expansión, conocimientos, investigación, información, vinculación y a la mayoría de los emprendedores en su etapa más sensible y productiva, así como a sus familiares, amigos, socios y competidores. Los retos que se avecinan son grandes: una mayor formalización del proceso, un acercamiento científico al mismo, mayor seguimiento y apoyos;  en particular en las universidades, la revisión de planes de estudios, el espíritu y formación emprendedora de profesores, agregar valor a las propuestas tradicionales, la cultura de cambio, de colaboración, de  trabajo y de tolerancia ante la frustración y el error, la tropicalización, evitando copiar lo que se idea en países anglosajones para que, efectivamente, no sólo sea un esfuerzo latinoamericano sino global. Por último, la internacionalización y sostenimiento de los esfuerzos emprendedores a largo plazo son dos de los grandes pasos a dar, ambiciosos sin duda, pero alcanzables si perseveramos.
La jornada del día de hoy definitivamente ha sido de grandes aprendizajes, de mucha colaboración y es un primer esfuerzo que, como se discutió a lo largo de las distintas intervenciones y en puntos anteriores, deberá repetirse. La vinculación con el resto de la sociedad empieza en las universidades, mientras más entidades académicas participen en este esfuerzo, la colaboración se mostrará más enriquecedora y con mejores resultados. No olvidemos que la mayor parte del mundo que hoy disfrutamos fue ideado o producido en las universidades y las entidades educativas, son las principales difusoras de buenas prácticas, en este caso, de emprendimiento como se ha comprobado el día de hoy.

Referencias:

  1. Modelo de emprendimiento de la Fundación Universitaria de Ciencias de la Salud. Fundación Universitaria de Ciencias de la Salud
  2. La experiencia del Instituto Tecnológico de Costa Rica en el fomento de la actividad emprendedora. Instituto Tecnológico de Costa Rica
  3. National Innovation System of Ecuador: The Perspectives. Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación
  4. Modelo de gestión de estrategias de vinculación para la mejora de la eficiencia en la generación de proyectos de investigación y desarrollo tecnológicos e innovación: Resultados preliminares. Universidad Autónoma de Nuevo León
  5. Monitoreo de la formación emprendedora en la Universidad Continental. Universidad Continental.
  6. El Modelo de trabajo de la Universidad de Belgrano República Argentina. Universidad de Belgrano
  7. Modelo integral para el desarrollo de la actividad emprendedora. Tecnológico de Monterrey, Puebla